Habia una vez una pareja que hacía mucho tiempo deseaba tener un bebé. Un día,
la mujer sintió que su deseo ¡por fin! se iba a realizar. Su casa tenía una
pequeña ventana en la parte de atrás, desde donde se podía ver un jardín lleno
de flores hermosas y de toda clase de plantas. Estaba rodeado por una muralla
alta y nadie se atrevía a entrar porque allí vivía una bruja. Un día, mirando
hacia el jardín, la mujer se fijó en un árbol cargadito de espléndidas manzanas
que se veían tan frescas que ansiaba comerlas. Su deseo crecía día a día y como
pensaba que nunca podría comerlas, comenzó a debilitarse, a perder peso y se
puso enferma. Su marido, preocupado, decidió realizar los deseos de la
mujer.
En la oscuridad de la noche el hombre cruzó la muralla y entró en el jardín
de la bruja. Rápidamente cogió algunas de aquellas manzanas tan rojas y corrió a
entregárselas a su esposa. Inmediatemente la mujer empezó a comerlas y a ponerse
buena. Pero su deseo aumentó, y para mantenerla satisfecha, su marido decidió
volver al huerto para recoger mas manzanas. Pero cuando saltó la pared, se
encontró cara a cara con la bruja. "¿Eres tu el ladrón de mís manzanas?" dijo la
bruja furiosa. Temblando de miedo, el hombre explicó a la bruja que tubo que
hacerlo para salvar la vida a su esposa. Entonces la bruja dijo, "Si es verdad
lo que me has dicho, permitiré que recojas cuantas manzanas quieras, pero a
cambio me tienes que dar el hijo que tu esposa va a tener. Yo seré su madre." El
hombre estaba tan aterrorizado que aceptó. Cuando su esposa dio a luz una
pequeña niña, la bruja vino a su casa y se la llevó. Era hermosa y se llamaba
Rapunzel. Cuando cumplió doce años, la bruja la encerró en una torre en medio de
un cerrado bosque. La torre no tenía escaleras ni puertas, sólo una pequeña
ventana en lo alto.Cada vez que la bruja quería subir a lo alto de la
torre, se paraba bajo la ventana y gritaba: "¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu
trenza! Rapunzel tenía un abundante cabello largo, dorado como el sol. Siempre
que escuchaba el llamado de la bruja se soltaba el cabello, lo ataba en trenzas
y lo dejaba caer al piso. Entonces la bruja trepaba por la trenza y se subía
hasta la ventana. Un día un príncipe, que cabalgaba por el bosque, pasó por la
torre y escuchó una canción tan gloriosa que se acercó para escuchar. Quien
cantaba era Rapunzel. Atraído por tan melodiosa voz, el príncipe buscó entrar en
la torre pero todo fue en vano. Sin embargo, la canción le había llegado tan
profundo al corazón, que lo hizo regresar al bosque todos los días para
escucharla.
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